Tala, 1938
#EscritoresChilenos
Resbalando los pastales y entrando por los viñedos que el Diablo trenza y destrenza desde la cepa al sarmiento, dan al animal y al indio
Quiero ver al hombre del faro, quiero ir a la peña del risco, probar en su boca la ola, ver en sus ojos el abismo. Yo quiero alcanzar, si vive,
La noche de nuestra Patria de estrellas acribillada en cedazo a lo divino está colando las almas. Hierve así del esplendor
Ya tumbó el viento extranjero los costados de mi casa. Llegó como la marca manchado y fétido de algas y ya encontró y aventó
Esta era una rosa llena de rocío: éste era mi pecho con el hijo mío. Junta sus hojitas
—Niño, tú pasas de largo por la huerta de Lucía, aunque te paras, a veces, por cualquiera nadería. ¿Qué le miras a esa mata?
Ven, hermano, ven esta noche a rezar con tu hermana que no tien… hijo ni madre ni casta presente. Es amargo rezar oyendo el eco que un aire van y un muro devuelve…
Tengo la dicha fiel y la dicha perdida: la una como rosa, la otra como espina. De lo que me robaron
Fina, la medianoche. Oigo los nudos del rosal: la savia empuja subiendo a la rosa… Oigo las rayas quemadas del tigre
Yo no sé si podré venir. A ver si te cumplo, hermana. Llego, si vengo, en aire dulce por no helarte la llanada o en el filo de tu sueño
–“En esa cueva nos nació, y como nadie pensaría, nació desnuda y pequeñita como el pobre pichón de cría. ¡Tan entero que estaba el mundo!,
Aún vivimos en el trance del torpe olvido y el gran silenci… entraña nuestra, rostros de bronce… rescoldo del antiguo fuego, olvidados como niños
En esta hora, amarga como un sorbo… Tú sosténme, Señor. ¡Todo se me ha llenado de sombras… y el grito de pavor! Amor iba en el viento como abeja d…
En esta tarde, Cristo del Calvari… vine a rogarte por mi carne enferm… pero, al verte, mis ojos van y vie… de tu cuerpo a mi cuerpo con vergü… ¿Cómo quejarme de mis pies cansado…
La mujer que no mece a un hijo en… cuyo calor y aroma alcance a sus e… tiene una laxitud de mundo entre l… todo su corazòn congoja inmensa ba… El lirio le recuerda unas sienes d…