Las aguas van cogiendo su nivel
Mis orishas y mis negras viejas
no necesitan
que en un rincón les pongan alimentos
ni agua para la sed.
Lo que les quema la garganta
son las ganas de justicia.
Visto así,
los he puesto a viajar,
no en esos barcuchos, atenazados por los traficantes.
El viaje, ahora, es al revés.
Puse alas en mis palabras
y en las palabras están ellos.