#EscritoresEspañoles
Cisnes de Guadiana, a sus riberas Llegué, y a vuestra dulce compañía… Cuya suave métrica armonía Desata montes y reduce fieras; No a escuchar vuestras voces lison…
En vez, Señora, del cristal lucie… Licores nabateos espirante, Los faroles, ya luces de Levante, Las banderas, ya sombras de Occid… Las fuerzas litorales, que a la fr…
Los rayos que a tu padre son cabel… Barba, Esculapio, a ti peinas en… Tu facultad en lira humilde implor… Dicte números Clío para ello. Asiste al que dos mundos, garzón b…
Mátanme los celos de aquel andaluz: hágame, si muriere, la mortaja azul. Perdí la esperanza
Poco después que su cristal dilata… Orla el Dauro los márgenes de un… Cuyas plantas Genil besa devoto, Genil, que de las nieves se desata… Sus corrientes por él cada cual tr…
Tú (cuyo ilustre, entre una y otra… De la Imperial Ciudad, patrio edi… Al Tajo mira en su húmido ejercic… Pintar los campos y dorar la arena… Descuelga de aquel lauro enhorabue…
En el cristal de tu divina mano De Amor bebí el dulcísimo veneno, Néctar ardiente que me abrasa el s… Y templar con la ausencia pensé en… Tal, Claudia bella, del rapaz tir…
Frescos airecillos, Que a la Primavera Le tejéis guirnaldas Y esparcís violetas, Ya que os han tenido
En villa humilde sí, no en vida oc… Vasallos riges con poder no injust… Vasallos de tu dueño, si no august… De estirpe en nuestra España gene… Del bárbaro ruido a curïosa
Ceñida, si asombrada no, la frente De una y otra verde rama obscura, A los pinos dejando de Segura Su urna lagrimosa, en son doliente… Llora el Betis, no lejos de su fu…
Yacen aquí los huesos sepultados De una amistad que al mundo será u… O ya para experiencia de fortuna O ya para escarmiento de cuidados. Nació entre pensamientos, aunque h…
Oh piadosa pared, merecedora De que el tiempo os reserve de sus… Pues sois tela do justan mis engañ… Con el fiero desdén de mi señora, Cubra esas nobles faltas desde aho…
La Aurora de azahares coronada, Sus lágrimas partió con vuestra bo… Ni de las peregrinaciones rota, Ni de sus conductores esquilmada. De sus risueños ojos desatada,
La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola y ayer por casar, viendo que sus ojos
Peinaba al sol Belisa sus cabello… Con peine de marfil, con mano bell… Mas no se parecía el peine en ella Como se escurecía el sol en ellos. En cuanto, pues, estuvo sin cogell…