Cuando nos veamos
Por las amigas que nos comprenden...
Silencioso tren surge de la niebla,
bajo la luz se agota la espera,
se difuminan los bordes de las emociones,
muy de dentro surgen canciones,
acaso de siempre amigas se quieren ver.
Abrazo largo de esencias amorosas distintas,
por un instante mezcladas,
encendida la sincera cerilla.
Ojos cerrados, labios apretados,
juegos internos despiertan bolas de arder.
Té y galletas de miel resumirán las caídas
de goteantes atardeceres lejanos.
Alba del tren, confiando en él,
Estela del andén, confiando en sí misma.
Alba sugiere historias del de siempre aquel
en cuyos pozos azules y brazos fuertes es,
es él su olor de hogar,
fluye en ella la seguridad al ceder el poder,
erizo en la piel al sembrarle sus ojos,
muy adentro,
a cuentagotas, con deleite, el placer.
En tren rápido y estable sabe a dónde va,
dónde la lleve él.
El fuego interno es suyo,
así como la entrega.
Altas torres macizas de redondo control
para en la bóveda resguardar el aislado dolor.
Sonidos lejanos de temores cercanos.
Para Estela la búsqueda incesante de olores distintos,
que su hogar tiene el perfume que ella se quiera poner.
Libertad en los brazos deseados,
sin limitar circunstancias ni reajustar rutas.
Las ilusiones fénix a cada intento de saltar
su feliz abismo azul inmenso de soledad.
Sin miedo en la frente.
Derramado el placer del poder,
empleado en atar rápido,
de las noches con cada cual, las dulces lunas,
con un delgado hilván.
Control de instintos extraviado,
el más íntimo y propio placer sin compuertas,
devenir incesante de la oportunidad.
Alba no recuerda sus sueños,
el antifaz no le deja ver salida,
a Estela la bufanda le ahoga en las despedidas,
y recuerda sus sueños cada amanecer.
El tiempo en el sillón ya no está, se ha marchado
Y con las prisas el corazón se ha quedado.
Fogata mágica y trasvase de almas
durante el abrazo de despedida,
instante de una sola piel.
Dos llamas nuevas trastocadas,
mutación de destinos.
Tren que se adentra en la niebla con Estela,
Alba en el andén surrealista no para de temer.
Aceptación perfecta de los tantos y diversos caminos del ser.
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Piaciuto o affrontato da...
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