SI, SOS LINDA.
Talvez ya te lo dijieron miles de personas, talvez sea un recurso muy utilizado, talvez sea una realidad de que todas las personas del mundo lo son, por A o por B.
Pero hay algo importante que destacar, el modo y la forma en que lo digo.
No lo digo porque sos hermosa cuando sonreís, ni porque me gusta cuando me miras a los ojos, esos ojos color almendras y tierra fértil. No, no lo digo por eso.

Tampoco lo digo por tu forma de moverte, por tus saltitos y tus vueltas.
No es ese aire renovado de pureza y libertad extrema, no es esa fluidez que emana de tus actos, no es tu habilidad para hacer acrobacias, o tu soltura para volar entre telas.

No, tampoco es por eso.

No es por tu físico, ni por tu alma. Y no es por tu forma de pensar, atenta, veloz, sincera, directa, honesta.
No es por tus mimos, no fueron ellos los causantes. No es el calor que emana de tu cuerpo cuando el mío esta cerca.

No es por tu pequeña vergüenza oculta entre tu frescura, no es por esta sensación de telepatía, de empatía, de conexión.

Porque cuando todo se torna confuso, y las vueltas de la vida hacen estragos con lo que creíamos saber, es ese tipo de belleza, es esa lindura, la que le da a los locos como yo, la cordura necesaria para abrazar a la locura misma, para abrazarte también, y desde ese lugar, decir con toda la seguridad del mundo, luego de tanto tiempo admirando la naturaleza y todo lo que la rodea, que entre tantas cosas lindas, entre tanta belleza, la tuya destaca.

Nena, no sos “linda” por esas cosas en particular. Es el conjunto lo que te hace LINDA así, como te lo digo. LINDA.

Y no puedo buscar una razón para decírtelo, porque son incontables.

Y no sabría por cual empezar.