#Cubanos
¡Cómo exalta y diviniza El rostro de la hermosura La expresión celeste y pura De la sensibilidad! ¡Cuán estático, mi amiga,
Templad mi lira, dádmela, que sien… En mi alma estremecida y agitada Arder la inspiración. ¡Oh! ¡cuánt… En tinieblas pasó, sin que mi fren… Brillase con su luz...! Niágara u…
¡Cuán difícil es al hombre hallar un objeto amable con cuyo amor inefable pueda llamarse feliz! Y si este objeto resulta
Si es dulce ver en el glorioso est… Ceñida el alba de purpúreas flores… Y entre blancas arenas y verdores Con manso curso deslizarse el río; Si es dulce al inocente pecho mío
Hija de la beldad, ninfa divina, ¿Cuál es el alma helada Que al girar de tu planta delicada No se embriaga en placer? La orqu… Y al compás de sus ecos presurosos…
¿Aún guardas, árbol querido la cifra ingeniosa y bella con que adornó mi adorada tu solitaria corteza? Bajo tu plácida sombra
¡Libertad! ya jamás sobre Cuba Lucirán tus fulgores divinos. Ni aún siquiera nos queda ¡mezquin… De la empresa sublime el honor. ¡Oh piedad insensata y funesta!
Cual suele en mármol sepulcral esc… Un nombre detener al pasajero, Pueda en aquesta página mi nombre Fijar tus ojos ¡ay! por los que mu… Míralo, cuando ya de ti apartado
Belleza de dolor, en quien pensaba Fijar mi corazón, y hallar ventura… Adiós te digo, ¡adiós!—Cuando mir… Respirar en tu frente calma y pura El ingenuo candor, y en tu sonrisa
¡Feliz, Elpino, el que jamás cono… Otro cielo ni sol que el de su pat… ¡Ay! ¡si ventura tal contar pudier… Tú, empero, partes, y a la dulce… Tornas... ¡Dado me fuera
Desde que te miré, joven hermoso, Sentado a par de la luciente hogue… Por mis venas corrió fuego dichoso… Que no puedo explicar. ¡Quién a t… Siempre vivir pudiera,
Cuando en mis venas férvidas ardía la fiera juventud, en mis cancione… el tormentoso afán de las pasiones con dolorosas lágrimas vertía. Hoy a ti las dedico, Esposa mía,
Árbol, que de Fileno y su adorada velaste con tu sombra los amores, jamás del can ardiente los rigores dejen tu hermosa pompa marchitada. Al saludar tu copa embovedada,
¡Qué! ¡De las ondas el hervor ins… Mece por fin mi lecho estremecido! ¡Otra vez en el Mar!... Dulce a m… Es tu solemne música, Oceano. ¡Oh! ¡cuántas veces en ardientes s…
¿Por qué el tiempo en sus alas fug… Llevó el siglo dichoso En que abrasaba el pecho en llamas… El canto poderoso, Y a los míseros siervos alentaba