El templo está sombrío y silencios… como del hombre la última morada, y entona allá una voz grave y paus… cántico religioso. El cristiano medita prosternado

I.- Al principiar la noche silenciosa es más grata la estrella misterios… de risueño fulgor, que si riela en transparente río

Musa de la verdad, mi labio inspir… tú nunca ceñiste el marchito laurel de la mentira; tú que desprecias la imperial diad… y el regio manto pisas;

Nuestro asilo, Señor, tú siempre… Nada era el mar, la tierra y el es… y era ya lo infinito tu palacio y Dios eras tú ya. Formaste al hombre, y a ligero pol…

I.- Hubo un tiempo en que atónito mira… a una joven, que ardiente idolatra… modelo de beldad. “Te adoro, te idolatro”, me decía;

Tras negros nubarrones asomaba Pálido rayo de luciente luna Tenuemente blanqueando los peñasco… Que de Chapultepec la falda viste… Cenicientos a trechos, amarillos,

Por la venganza atroz de hermano i… con los rubios cabellos desgreñado… y el cuerpo exangüe, destrozado y… en tierra yace Abel. Tiene clavad… en la bóveda azul del ancho cielo

Cual brilla la esperanza seductora en la mente del hombre sin fortuna… así entre nubes rotas de la luna resplandece la luz. Todo es silencio y soledad ahora,

Bailad mientras que llora el pueblo dolorido, bailad hasta la aurora al compás del gemido que a vuestra puerta el huérfano

¡Jehovah! ¡Jehovah, tu cólera me… ¿Por qué la copa del martirio llen… Cansado está mi corazón de penas. Basta, basta, Señor. Hierve incendiada por el sol de C…

Del negro abismo en la región oscu… en profundo estupor y abatimiento hundida yace la legión impura que el Señor despeñó del firmament… no tristeza, no llanto, no amargur…

Alegre el marinero en voz pausada canta, y el ancla ya levanta con extraño rumor. De la cadena al ruido

Yo que abrigo venganza insaciable, que el encono mi pecho desgarra ¡cómo envidio del buitre la garra cuyo oficio es herir y matar! Cuando él halla la presa que busca

I.- Hubo un tiempo en que atónito mira… a una joven, que ardiente idolatra… modelo de beldad. “Te adoro, te idolatro”, me decía;

¿Por qué, el aire surcando, dilatándose del bronce los sonidos… y sin cesar vibrando llegan a mis oídos profundos y tristísimos gemidos?