Síndrome de Stendhal
Parte de la obra "MAOA-L, Poesía de los desafines de un corazón criminal"
Viajo, me pierdo frente a las posibilidades de un mundo entero lleno de mentiras, alucinaciones y palpitaciones. La ansiedad y la confusión me invaden, con una cierta excitación, creándome escalofríos y temblores que van al ritmo del mismo arte, de los trazos salvajes, azules y morados, llenos de pasión, de mala intención y de filosofía barata.
Mi saliva sabe a petróleo, a óleo. Mi sudor se siente como aceite, ilumina y encera mi piel, mientras me encierra y me protege del carmesí y de los porosos marcos de caoba empotrada.
Escucho mis tambores, siento mi vértigo. Saboreo las luces, toco y acaricio las sombras. Me entristece, me enmudece al tiempo que me abre los ojos y dilata mi alegría. Estoy listo para ser sumiso y entregarme a la eternidad. Estoy listo para morir y renacer en este mismo sitio, escuchando susurros suaves que entrevén fantasías sexuales y mentes enfermas, en celo de risa.
Es todo blanco. Es todo de colores tristes. Forman vallas encima de mí. Y me revuelco de dolor, me enfermo de pureza y de divinidad, sabiendo que solo soy una víctima más en este círculo entre enfermedad, arte y depresión.
Piaciuto o affrontato da...
