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Soneto a un ebrio de la antigua Roma

Perdió de amor la blanda espina, la certeza
de la esposa y de la rosa en la tibieza;
no da paz al vino y con la zurda reza,
su purpúrea túnica de león tristeza.
 
Dárase al vino y a la guerra con altura,
dárase a gloria y a la sombra más segura,
más a la amante de letal ternura
dará desdenes y de luz la desventura.
 
¡Oh embeleso que de flores lo fustiga;
deleitosa alondra árdele en el pecho,
do el alma muere y nace la fatiga!
 
Mas nada turba aquel mortal estío
de su vida, y gusta, como en dulce lecho,
su vino soledoso entre el gentío.

Reinos. Lima 1944.

#EscritoresPeruanos

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