LXXIV
No existe el tiempo: Existe su medida.
El espacio es materia, que se va y no se ve.
Y el hombre es un espacio cuando llega a la vida,
y la vida es un tiempo, cuando el hombre se fue.
LXXV
Cada olor es materia difundida,
es materia invisible que adquiere movimientos,
y así, al abrir un frasco más viejo que una vida,
la rosa de hace un siglo resucita en el viento.
LXXXII
Viejecito del andén: Dios no es ingrato;
y cuando Dios pregunte qué has hecho y lo que as sido,
permitirá sin duda que toques tu silbato,
despidiendo los trenes que van hacia el olvido...
LXXXIII
Hoy no quiero otra cosa que cerrar una puerta
y buscar tu sonrisa para saber que existes.
Y un árbol en el patio y una ventana abierta,
y ver caer las hojas para quedarnos tristes...
LXXXV
Así sera mejor; sin un reproche.
Era dulce el crepúsculo con tu mano en la mia.
Y esta bien que hayas sido la mujer de una noche;
la mujer de una noche para el hombre de un día...