Cargando...

Me quede mirando el cielo...
Era una noche obscura..., ¿sabes?
Tenía el color de tu mirada.
Y me invitó a volar, a buscarte...
 
Mas de pronto, el cielo comenzó a
hacer guiños de claridad...
No era mi noche, y amaneció.
Y regresé a casa mientras la Aurora
empujaba las últimas sombras.
 
Al entrar en el cuarto de baño y
mirarme furtivamente en el espejo,
comprendí que, las sombras
están dentro de mí, que yo las
alimento, que yo las fortalezco...
 
Pero... ¿Qué hacer?, ¿dónde ir?
¿A quién le puedo contar mi mal?
Solo a ti, que a pesar de la distancia,
sé que me escuchas...
Esta noche volveré a intentarlo.
No vayas a creer que ya no te amo.

Otras obras de Luis Maria Tendla...



Top