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A una ciega

¿Por qué no puedes verme tu alma siente?
¿Lloras, tal vez, porque no ves las rosas?
No llores, niña, no; las más hermosas
son mentido color, son luz que miente.
 
Oye, en tanto, la voz que, dulcemente,
como rompen las ondas temblorosas
en un lago de ondinas y de diosas,
llega hasta ti serena e inocente.
 
Es la voz del Amor, tu compañera,
la voz de un niño como tú; no llores:
¿no sientes nacer hoy la primavera?
 
¿No sientes el perfume de mil flores
que no apreciaste ayer, tal vez? Espera
y podrás ser feliz sin ver colores.

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