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La pensativa

En los jardines otoñales,
bajo palmeras virginales,
miré pasar muda y esquiva
la Pensativa.
 
La vi en azul de la mañana,
con su mirada tan lejana;
que en el misterio se perdía
de la borrosa celestía.
 
La vi en rosados barandales
donde lucía sus briales;
y su faz bella vespertina
era un pesar en la neblina...
 
Luego marchaba silenciosa
a la penumbra candorosa;
y un triste orgullo la encendía,
¿qué pensaría?
 
¡Oh su semblante nacarado
con la inocencia y el pecado!
¡Oh, sus miradas peregrinas
de las llanuras mortecinas!
 
Era beldad hechizadora;
era el dolor que nunca llora;
¿sin la virtud y la ironía
qué sentiría?
 
En la serena madrugada,
la vi volver apesarada,
rumbo al poniente, muda, esquiva
¡la Pensativa!
Preferido o celebrado por...
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