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Carta a Carlos Pío Uhrbach

Sábado 9 noche.

    Mi único bien sobre la tierra, mi Carlos; acabo de enviar al correo mis cartas de hoy pero a pesar de ser extensas, no te decía en ellas casi nada. Has de saber que estoy hecha una holgazana. El dichoso Dr. que me reconoció ayer por segunda vez me ha ordenado reposo absoluto. Una de las cosas que me dijo fue: «¿Usted ha corrido mucho en estos días verdad?» «¿Yo? ¡no señor, absolutamente!...» «Pues está usted sufriendo las consecuencias de una gran fatiga pulmonar... » Y yo mientras tanto me reía interiormente recordando, recordando.... Qué inocentes son los médicos. Se figuran que todo está en el organismo físico... Y no saben ellos que rm enfermedad es «cardiaca».Oscar Held Me ha prohibido salir... me ha recetado yo no sé qué.... ¡Ay! ¡la receta! ¡El elixir de amor! - En mis cartas de hoy te decía que vinieras el jueves. Trae sin falta a Oscar Held.(1) Espero hablar contigo mucho, mucho, esa noche... A menos que tú te niegues a hablarme. Mira: a veces me figuro que me tienes miedo. Si es así me compuse porque será para ti un tormento estar a mi lado. Dices tú que esa frialdad es puramente exterior... que tu alma es mía, mía... ¡Ya lo sé! Pero yo necesito que tú me lo digas a mí directamente, que me lo jures.... que me digas en voz baja, muy baja, que eres mío que me amas, que me adoras .... ¡Oh! yo te aseguro que si tú te decidieras a ser tierno y comunicativo no te ibas a arrepentir.... Tengo tantas cosas que decirte! Tengo tantas cosas que decirte! Tengo en mi corazón tanta ternura para ti, y tal necesidad de expansión, que si tu reserva no la contuviera se desbordaría como un raudal indómito, y te haría feliz.... ¡muy feliz! Pero tú a mi lado no eres el Carlos que me escribe.. ¡Pareces otro! Sin embargo yo soy la misma siempre... Pero tú llegas... y el tiempo transcurre... y llega la hora de irte y no te he dicho nada y no me has dicho tú nada tampoco. Has desterrado de nuestro amor, tan poéticamente puro y elevado, la manifestación del amor más dulce, el detalle más bello: la confidencia. Oye es necesario que cambies... óyelo bien porque si no me peleo por milésima vez aunque tenga que hacer las paces una vez más contigo. El jueves si Dios quiere estará papá fuera y podremos hablar mucho porque tengo que decirte que mi Abuelita y Mamá no se muestran hostiles a nuestras simpatías. Aquí el único inabordable es... ¡Ya lo sabes! En fin todas mis esperanzas se concentran en el jueves. No las defraudes. Sé tierno y comunicativo. Dime todas esas frases que me escribes. Si es muy grande la emoción que te embarga a mi lado haz un esfuerzo y sobreponte a ella... Ya tú vez qué serena estoy yo a tu lado. ¿Te amo menos?... ¡de ninguna manera! Es que mi amor es tan puro, tan puro y tan elevado y tan casto y tan absoluto, que anula la sensación nerviosa y destierra la turbación hija de la pasión ardorosamente esclavizadora. «Esa es la cosa». Desengáñate. Los que se aman espiritualmente como nos amamos nosotros, no deben jamás sentir la fiebre da la pasión ardorosamente dominadora... La luz no quema. Seamos pues felices, gocemos tranquilamente de nuestra dicha. Por qué turbarnos, por qué enmudecer cuando tenemos tanto, tanto que decirnos?.... Si tú supieras lo feliz lo tranquila que me siento a tu lado... Como un ave al abrigo del nido. Tú eres el único bien que me hace bien... A tu lado la duda deja de destrozarme el alma, a tu lado mi nostalgia se esfuma bajo la influencia benéfica de tu amor. Te espero con una impaciencia! Con los labios ávidos de dejar escapar la frase tierna la confidencia enternecedora..... Quisiera poder inclinar sobre tu hombro mi cabeza fatigada por el fardo de los sueños, y dormirme allí tan confiadamente como si me durmiera sobre el pecho de mi padre.
    Anhelo estrechar tus manos.... Quisiera poder besarte sobre los ojos y cubrir de caricias tu rostro adorado.... ¡Es tan dulce un beso puro, es tan regeneradora una caricia tierna! Cuando estás a mi carta enviada por Juana como Misiva trascendental, pero compuesta de trazos absurdoslado el mundo desaparece ante mi vista. No existes más que tú, no veo más que a ti, no oigo más que tu voz (cuando te decides a hablarme). Y sólo anhelo verte, oírte hablarte decirte tanto ¡oh tanto! como tengo guardado para ti desde hace tres meses!
    Con qué ansiedad espero el jueves! Nos sentaremos muy cerca y algo apartados... y estoy dispuesta a hacerte hablar. ¡Ya verás, niño gracioso! Parece mentira que una mujer tenga que darte a ti, a Carlos Pío Uhrbach, lecciones de valor y temeridad.... ¡Quién va a creer que tú eres el mismo que..... Nada, nada! Verdaderamente en el mundo hay contradicciones.
    En este momento me dicen que está muy grave una chiquita que vive al fondo de nuestro patio y a quien según la madre «he hecho mal de ojo». Figúrate si se muere quién convence a esa mujer de que yo no tuve la culpa? Será verdad aquello que dijiste en el último renglón de esbozo?(2) Las madres del barrio esconden sus niños para que yo no los vea.... les tienen terror pánico a mis pobres ojos porque según dicen ellas «son muy prietos y muy penetrativos...» ¿Qué te parece? Será por eso que tú no quieres mirarme? No te apures yo te santiguaré la primera vez que te vea, haciendo tres cruces &.. Pero yo creo que ya a ti «naiden te saca el daño». Estoy algo disgustada con este accidente. Veremos en qué para. ¡Pobres gentes!
    Espero con ansia el jueves. Entonces podré ejercitar en ti mi maleficio y te miraré mucho con mis ojos «penetrativos». Aunque dicen por ahí que no tienen poder más que sobre los niños.- Escríbeme si te sientes bien. No te fatigues por mí te lo imploro. No tomes láudanos... te lo suplico por tu amor por tu madre y por la pasión que creo inspirarte. Vengan el jueves sin falta. Tren de las siete... de las siete eh? No dejen de traer a Oscar Held... ya tú sabes que viene muy bien el nuevo amigo. No has recibido carta de mamá? Escríbele y dale mil cariñosos recuerdos que le mando. ¡Qué ganas tengo de conocerla! Oyeme cielo mío: no estés triste. ¿Quién te ha dicho que tú me has hecho sufrir?... Tú me has proporcionado las alegrías más grandes de mi vida. Tú me has hecho sentir la dicha inmensa «de amar y ser amada»... De lo demás no te ocupes. Mis tristezas son obra mía. Mi imaginación se encarga de hacerme sufrir con obsesiones torturadoras. Tú no tienes la culpa. No creas que me has causado el pesar más leve. Si te lo he dicho ha sido bajo la influencia morbosa de un narcótico trastornador que me hizo perder el juicio. Sábelo. Adiós mi cielo. Bésame. ¡Yvone!

1 Oscar Held: dibujante, amigo de los Uhrbach. Federico le dedicó «Spleen», que apareció en La Habana Elegante del 7 de julio de 1895, con un dibujo de Held. En el número de 21 de julio del mismo año se publicaron las Rimas áureas de los hermanos Uhrbach, también ilustradas por Held. Leopoldo Pereira Medina le dedicó el poema «Mi ensueño», que puede leerse en el mismo número.

2 Se refiere al siguiente verso de «Esbozo» de C. P. U.: «el poder magnético de su influjo».

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