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Quimeras

Si escuchas ¡oh adorada soñadora!
     Mis amorosas súplicas,
Siempre serás la reina de mi alma
Y mi alma la fiel esclava tuya.
 
Mandaré construir, en fresco bosque
     De florida verdura,
Regio castillo de pulido jaspe
Donde pueda olvidar mi eterna angustia.
 
Tendrás, en ricos cofres perfumados,
     Para ornar tu hermosura,
Ajorcas de oro, gruesos brazaletes,
Finos collares y moriscas lunas.
 
Para cubrir los mórbidos contornos
     De tu espalda desnuda,
Hecha de nieve y perfumada rosa,
Mantos suntuosos de brillante púrpura.
 
Te llevará, por lagos cristalinos,
     En las noches de luna,
Azul góndola rauda, conducida
Por blancos cisnes de sedosas plumas.
 
Haré surgir, para encantar tus ojos,
     En las selvas incultas,
Cascadas de fulgente pedrería,
Soles dorados y rosadas brumas.
 
Admirará tus forma virginales
     De viviente escultura,
Un Leonardo de Vinci que trasmita
Al mundo entero tu belleza oculta.
 
Si sientes que las cóleras antiguas
     Surgen de tu alma pura,
Tendrás, para azotarlas fieramente,
Negras espaldas de mujeres rubias.
 
Y si anhelas tener tus pajecillos
     Para delicia suma,
Iré a buscar los blondos serafines
Que cantan el hosanna en las alturas.
 
Mas si te arranca la implacable Muerte
     De la mansión augusta,
Donde serás la reina de mi alma
Y mi alma la fiel esclava tuya;
 
Yo guardaré en mi espíritu sombrío
     Tu lánguida hermosura,
Como guarda la adelfa en su corola
El rayo amarillento de la Luna.

#EscritoresCubanos (1890) Hojas al viento

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