Un cielo gris. Morados estandarte… Con escudo de oro; vibraciones De altas campanas; báquicas cancio… Palmas verdes ondeando en todas pa… Banderas tremolando en los baluart…

Tú sueñas con las flores de otras… nacidas bajo cielos desconocidos, al soplo fecundante de primaveras que, avivando las llamas de tus se… engendren en tu alma nuevas quimer…

Déjame reposar en tu regazo El corazón, donde se encuentra imp… El cálido perfume de tu beso Y la presión de tu primer abrazo. Caí del mal en el potente lazo,

Luz fosfórica entreabre claras bre… En la celeste inmensidad, y alumbr… Del foso en la fatídica penumbra Cuerpos hendidos por doradas flech… Cual humo frío de homicidas mechas

Alrededor de una perla Que el mundo ostenta en su seno, Como divino presente De las manos del Eterno; Hay dos aves de rapiña

¿Quién no le rinde culto a tu herm… Y ante ella de placer no se enajen… Si hay en tu busto líneas de escul… Y hay en tu voz acentos de sirena? Dentro de tus pupilas centelleante…

Bate la lluvia la vidriera Y las rejas de los balcones, Donde tupida enredadera Cuelga sus floridos festones. Bajo las hojas de los álamos

Rasgando las neblinas del Inviern… Como velo sutil de níveo encaje, Apareces envuelta en el ropaje Donde fulgura tu verdor eterno. El cielo se colora de azul tierno,

Tendido en la bañera de alabastro Donde serpea el purpurino rastro De la sangre que corre de sus vena… Yace Petronio, el bardo decadente… Mostrando coronada la ancha frente

Monstruo de piedra, elévase el cas… Rodeado de coposos limoneros, Que sombrean los húmedos senderos Donde crece aromático el tomillo. Alzadas las cadenas del rastrillo

Nací en Cuba. El sendero de la vi… Firme atravieso, con ligero paso. Sin que encorve mi espalda vigoros… La carga abrumadora de los años. Al pasar por las verdes alamedas,

Bajo el dosel de gigantesca roca Yace el Titán, cual Cristo en el… Marmóreo, indiferente y solitario, Sin que brote el gemido de su boca… Su pie desnudo en el peñasco toca

Cuando la ardiente luz de la mañan… Tiñó de rojo el nebuloso cielo, Quiso una alondra detener el vuelo De mi alcoba sombría en la ventana… Pero hallando cerrada la persiana

Amantes de la quimera, Yo calmaré vuestro mal: Soy la dicha artificial, Que es la dicha verdadera. Isis que rasga su velo

Madre, los muertos oyen mejor: ¡sonoridad celeste hay en su caja! A tí pues este libro de intimidad, de amor, de angustia y de misterio… murmurado en voz baja...