#EscritoresColombianos Flórez Julio
Una montaña de oro vi en horizonte lejano; corrí tras ella...: mi mano tendí, y era aquel tesoro un arrebol de verano.
¡Oh, bosques seculares, refugio del silencio y de la sombr… que el cielo y los eternos luminar… por techumbre tenéis, y por alfomb… de hojas marchitas rumorosos mares…
Huyeron las golondrinas de tus alegres balcones; ya en la selva no hay canciones sino lluvias y neblinas. Me da el pesar sus espinas
Y llegué a mi aposento. De la org… vibraba aún, en mi cerebro ardient… la estruendosa y horrenda algarabí… Y con el alma sorda y con la frent… en sudor copiosísimo empapada,
Dime: cuando en la noche taciturna… la frente escondes en tu mano blan… y oyes la triste voz de la nocturn… brisa que el polen de la flor arra… cuando se fijan tus brillantes ojo…
Todo nos llega tarde… ¡hasta la mu… Nunca se satisface ni alcanza la dulce posesión de una esperanza cuando el deseo acósanos más fuert… Todo puede llegar: pero se adviert…
—¿La luz más refulgente? —Está en tus ojos. —¿La mayor alegría? —En tu presencia. —¿La miel más dulce?
En el islote de la azul laguna (hoy extinta) del parque abandonad… de una antigua ciudad, solo y call… hallé un mancebo (un loco acaso) e… noche glacial en que la blanca lun…
Hermosa y sana, en el pasado estío… murmuraba, en mi oído, sin espanto… —Yo quisiera morirme, amado mío; más que el mundo me gusta el campo… Y de fiebre voraz bajo el imperio,
Azul... azul... azul estaba el cie… El hálito quemaste del estío comenzaba a dorar el terciopelo del prado, en donde se remansa el… A lo lejos, el humo de un bohío,
En las tardes brumosas del inviern… cuando el sol taciturno, paso a pa… va cayendo en las sombras del ocas… como envuelto en las llamas de un… abro las mustias alas y me cierno
Entre las hojas de laurel, marchit… de la corona vieja, que en lo alto de mi lecho suspend… un triunfo no alcanzado me recuerd… una araña ha formado
Si porque a tus plantas ruedo como un ilota rendido, y una mirada te pido con temor, casi con miedo; si porque ante ti me quedo
En lo más abrupto y alto de un gran peñón de basalto, detuvo un águila el vuelo: miró hacia arriba, hacia arriba, y se quedó pensativa
Oyendo está tus rumores allá abajo el ángel mío; corre y llévale estas flores que deshojo en tus hervores... Corre, corre, manso río