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La dama de la duda

No está nada bien ser una seña de muerte imperante e inmaculada, no hay mancha y no hay bala, ser un oscuro errante entre una senda de déspotas amalgamados y sin rumbo fijo hacia un vacío sincero y sempiterno...

Cuéntame la verdad cuneta de la cuenca vacía en los sonetos del tiempo y espacio en los que serpenteas sin certeza de una meta ni mucho menos una línea directa, ¿Eres valiosa o eres solo decoración de un nuevo harem?

Propagas tu malaria como una pesadilla silente y pestilente que se esconde en una cortina de humo bastante atrayente; ¿Qué digo atrayente?, una droga viviente y casi excelente que puede adaptar diferente fragancia por lentamente volver su simple presencia algo de alta gama...

Caos... Guerra... Empatía... Necesito una explicación a esta ilusión que realmente no comprendo, ¿Cómo osas encadenar etéreamente a una criatura como yo y a la vez confinarla en su mente?

Soy diferente, me digo todo el tiempo en un espejo y, en ocasiones, gritando al reflejo para ver si recibo un eco de vuelta de una respuesta directa, de una criatura parecida pero más perfecta, de manera que logre por variedad la omnimalevolencia de mi secta interna.

Soy el todo, soy la nada, soy todo lo que me quedará mañana y sin ninguna gana, pero con fama, me aseguraré de mellar en la presencia de esa princesa la cual parece ser más que una simple desterrada... Bienvenida mi primera dama...

Preferido o celebrado por...
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