MI ANTÍTESIS
Si sólo supiera de qué estoy hecho.
Dicen que de polvo de barro amasado con manos divinas
pero pienso que se le fue los estribo al creador
y moldeó un remedo de su alucinante pensamiento.
Me resguardo de la sombra extendiéndose
como sabana mortuoria, hilando mi capullo
encerrándome en ese olor acre de las cosas viejas
como los huesos y piel que me encintan.
No quiero ser vomito por ser demasiado tibio
por guardarme las palabras y no echarlas.
Desde adentro de mi charco que emergen
como agua de pozo, llenas de roció de tierra
inundan la soledad y las llamas de mi dolor.
Si sólo supiera de qué estoy hecho.
Dicen que de polvo de barro amasado con manos divinas
pero pienso que se le fue los estribo al creador
y moldeó un remedo de su alucinante pensamiento.
Ahora he dejado de dibujar mi antítesis.
Soy barro, piedra, madera, rio profundo.
Mi garganta se abre como boca de lobo
trituro a los dioses que me dieron iones.
Me despojo de la piel de serpiente
que me acompaña desde el nacimiento del sol.
De hecho, no hay nada como el reinventarse
aunque todo parezca un sueño burlesco de la ironía.
Si, porque todos vamos a la boca del mar
allí sus aguas nos engullen en una gran masa
de jugosos vinos con que los dioses
preparan cocteles para las cortes celestiales.
Allí el gran tiburón vuela por encima
de las superficies de las aguas que alzan las marismas.
El gran celo de Poseidón lagartea sobre la sirena
que abrazada al sonido hilarante de su canto ensaya un suicidio.
En el fondo el gran público espera la puesta de las escenas
ya no hay como entretener con las simples muertes de gladiadores
o el degolló de las vírgenes. Hay que ensayar el genocidio
de todo un pueblo una nación para que suene un gran aplauso.
El gran estallido de cohetes cayendo sobre una Gaza,
sitiada hace surgir un lago de sangre con la muerte
de miles de mártires que mañana sólo serán un hedor
de muerte expandiéndose por todos los rincones del mundo.
