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Parte del Amor

El sol secó el mar de Aral en un siglo canicular;
las olas de sal se resquebrajaron en polvo
salobre, la moneda dura del desierto.
Un transeúnte de los círculos de Dante
bebía un mate de amor con yerbas psicotrópicas.

Hay mujeres con quien pecar no cuesta nada
y hay mujeres a quien amar que cuestan todo.
Al fin de cuentas el pecado es una parte del amor
no tiene sentido amar sin haber pecado.
 
¿Quién soy yo? Sino un montón de polvo
que le dieron voz y corazón
pero lo dejaron perdido en la nada
con el olfato como brújula
 
Allí encontré el amor en un oasis
ora en este cuerpo, ora en este otro.
Había luz y tinieblas en cada uno,
cada uno era un laberinto de si mismo
 
La palabra amor estaba esparcida
en miles de pequeños mundos
de cuerpos diseminados a la redonda.
Las leguas de mis ojos no pudieron medir
la distancia entre cada una de las letras.
 
El sol secó el mar de Aral en un siglo canicular;
las olas de sal se resquebrajaron en polvo
salobre, la moneda dura del desierto.
Un transeúnte de los círculos de Dante
bebía un mate de amor con yerbas psicotrópicas.
 
Iba tras su musa una desvencijada diosa
a quien la vida le había torcido su cuello de cisne.
De los abyectos de su boca, sus besos,
eran un manjar de algas y corales marinos.
 
Enloquezco con el talle de tu cintura de hormiga culona
y con el brillo de tus ojos azabaches que refuljan
luz propia aun cuando los candiles de la noche ya no estén
y toda luz se haya apagado y las sombras hayan huido.
 
No estaré para tu despedida. Siempre ausente
llenaré el vació de las cuencas de tus ojos
con miel salvaje de los empinados riscos
de los azulados acantilados de las viejas montañas.
 
Afuera el rumor de la calle trae los silbidos de un tiroteo,
en la cejijunta de la otra esquina, en un bar de mala muerte
alguien cosecha los sembríos de otros atardeceres
alguien se deshizo del amor porque era un fardo pesado.

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