Loading...

Desahogando Sueños

Me hubiera gustado salar la sopa
con diminutos cristales de sal de la esposa de Lot.
Su henchido orgullo estratificado en la Sodoma y Gomorra
que ardía bajo el fuego divino se ha quedado oteando
la cuna de los barbaros y mefistofélicos semidioses
que bebieron en copas de oro la lujuria putrefacta de Lot.

Lleno mis manos de una sal milenaria
rejuntada de los mares que moribundos expiran.
Es una sal que tiene una historia de años añejos,
traída por viejos marinos y barcos errantes
que no llegaron a ningún puerto y se quedaron
a morir mar adentro, desahogando sus sueños.
 
Me hubiera gustado salar la sopa
con diminutos cristales de sal de la esposa de Lot.
Su henchido orgullo estratificado en la Sodoma y Gomorra
que ardía bajo el fuego divino se ha quedado oteando
la cuna de los barbaros y mefistofélicos semidioses
que bebieron en copas de oro la lujuria putrefacta de Lot.
 
Los moralistas se han quedado a desayunar
las migajas de las leyes de sus seguidores los LGBTE
con la ley del aborto cociéndose a corazón abierto
como si se tratase de un parto de montes.
 
Finalmente nos alcanzó la guerra
y amenaza con un plañir de todos.
El mundo hace años que no es igual
pero no nos hemos dado cuenta de su viraje
 
Seguimos soñando en las soluciones mágicas
cuando la realidad nos estrella contra el suelo.
Los gobernantes nos humillan con sus cantos de sirenas
y los poderosos hacen de nosotros sus esbirros.
 
A lo lejos escuchamos el tronar de los tanques y fusiles
pero se acercan como perros rabiosos a nuestras fronteras.
También seremos presas de sus ignominias callejeras
que como tamo de arroz vuelan galopantes.
 
Aparcado en medio del frio estéril
el enemigo acecha con puñal y fusil en mano.
En vano son las voces que claman a un dios pagano
por la esquiva paz que no germina en tierra fértil.
 
Requiero la sal de la vida, la sal que da paz
La sal del buen mar, del sudor de la mujer que da amor.
La sal de la tierra que pare frutos con sabor a mar;
requiero morir en mi catre untado con sal
 
Requiero tus besos con la sal de tus lagrimas
que le dan sabor a mi vida y me llenan de paz.
Necesito llenar mis manos con la sal del sol,
que me golpee la sal que viaja con el viento
y me deje amortajado en las anacrónicas manos de la muerte.

Liked or faved by...
Other works by Kleber Exkart...



Top