Caricamento in corso...

Prométeme que te pegaras un tiro

Es muy cotidiana la muerte. El rasguido de velos
se asemeja al punzar las costillas al más débil
no importa si es tu pariente lejano o eres tú mismo
las mis formas de morir se vuelven un tragamonedas.

Deja la vida, no tiene sentido ir contra corriente
el espeluznante mañana acecha a la humanidad.
Quiero derrotar la alquimia del beso con el hedor
nauseabundo de tus entrañas amañadas.
 
Bostezas el alcohol avinagrado de la historia
cejijunta de la sociedad que se estercoliza.
Llameante pira de desadaptados que copulan
por el prurito de la sodomía y la lujuria.
 
La guerra me ha descarnado y me ha interiorizado;
estamos hecho de pólvora, sal y lujuria.
No nacimos para la eternidad. Solo
somos la reencarnación de un dios maquiavélico.
 
Justo en el momento de morir dudamos
de la existencia rocambolesca de nuestras vidas
y nos damos cuenta que la muerte
ha perdido su majestuosidad, es sencillamente atroz.
 
Es muy cotidiana la muerte. El rasguido de velos
se asemeja al punzar las costillas al más débil;
no importa si es tu pariente lejano o eres tú mismo
las mil formas de morir se vuelven un tragamonedas.
 
El maniqueo de la desesperanza golpeando
las puertas desvencijadas de tu lúdica razón.
La vida deja de tener sentido y te aferras a la
puerta del escape del suicidio como única luz.
 
Te sabes que vas en contrasentido
como si miraras al tiempo al revés.
Las manecillas de tu reloj de vida empiezan
la cuenta regresiva y te apuran para que tomes el tren.
 
Solo cuenta la necesidad ineludible
de huir de la luz del sol y de las estrellas,
del camino y de sus serpenteantes líneas sinuosas;
huir con el vestido de novia como traje mortuorio.
 
Solo tú sabes el guion del último acto de la comedia
Has preparado tu arma letal y llenado
el tambor con balas de verdad y no de salvas.
Solo necesitas apuntar con mano firme sobre la sien.

Piaciuto o affrontato da...
Altre opere di Kleber Exkart...



Top