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El cántaro de las flores

Para mis amados feroces

El día está gris y Lara se siente triste. Sale de su pueblo caminando y se va al bosque.
Allí está el cántaro de las flores, un lugar que Lara ama. Antes era un antiguo pozo de agua que usaban los leñadores, pero ya no hay más agua, ahora hay flores.
Las flores tienen todo el sol en sus pétalos, rocío en las mañanas, mariposas y colibríes que toman su néctar, y colores que perduran en la mirada.

Lara hunde sus dos manos, toma flores y pétalos verde malva, coral, lila. Acaricia los pétalos que son tan suaves como la piel del durazno y la mejilla de su mamá cuando la besa. Y su día se transforma

Una de las flores es pequeña y naranja y Lara recuerda como si fuera hoy ese día, cuando su mamá en el campo cosechaba tulipanes blancos, violetas y naranjas. Era tan hermoso ver el campo florecido que parecía un arco iris.
Ese recuerdo la hace sonreír.

Otra de las flores es un narciso blanco y ese perfume a primavera la lleva al día del nacimiento de su hermano. Lara tenía en sus manos un ramo de narcisos blancos y naranjas que le entregó con amor a su mamá. Ese perfume era un retazo de felicidad en su memoria. ¡Lara ama el perfume de los narcisos!

El cántaro de las flores es un lugar mágico. Allí se refugian del frío invierno y ni una sola flor se marchita. Los pájaros traen semillas de lugares lejanos que pronto florecerán.

Lara siempre recoge los pétalos que encuentra y para cada uno de ellos tiene una historia.

El guardián de los molles tenía su historia junto a la montaña de los Comechingones con flores lilas y con sus hierbas curativas como la menta poleo y la peperina. ¡Lara ama tomar té de cedrón y poleo!

Otra es la historia de la lavanda que se llena de mariposas multicolores en verano. Lara las llama TAXI-POSAS porque para ella son las almas de sus abuelos que se toman un taxi en forma de mariposas para ir a verla. ¡Lara cree sin dudar en lo que imagina!
Esas historias y muchas más están escritas en su Libro de pétalos.

Los días que Lara se siente feliz lleva al cántaro muchas flores, todas las de su casa, algunas de su libro, aquellas que encuentra en el camino, en la plaza, en los árboles.

Se sienta en el borde del cántaro y las lanza al aire para sentirlas caer sobre su rostro como una lluvia de pétalos. Eso la hace feliz.

Pero esos días de tormenta que amenazan con un nubarrón de tristeza Lara sumerge su cara dentro del cántaro y las flores la acarician con mucha suavidad. Entonces el nubarrón se va a otra parte, lejos de Lara.

El universo entero sabe que en el cántaro de las flores laten los colores por nacer y la primavera ensaya sus fragancias.

Texto para ser editado como libro álbum
leonoragelemur.blogspot.com

#Poesíaen Rizomas

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