Cargando...

CONTRICIÓN

Actúo y me reprendo, peco y viene
el arrepentimiento a la conciencia;
el juez que soy yo mismo da sentencia
que o castiga o advierte o reconviene.
 
Y al par, en la defensa, me declaro
inocente ante cargos autoimpuestos,
en favor de mi causa y contra éstos,
el juez que me castiga me da amparo.
 
Abogo. Testifico. Escucho. Digo.
Me absuelvo o me condeno, resignado.
Así pasan los tiempos, mientras ligo
 
dentro de mí, en mi ser, a un acusado
y una parte agraviada y un testigo
y un fiscal y un juez y un abogado.

Otras obras de Leopoldo Minaya...



Top