¿Adónde fueron, jardines, quién lo… Quien los hizo caer en la impresen… desdibujó las líneas con brutal desamor. ¡Sentirnos otros haría esta vez ta…
Un corderillo solo y herido entre los bosques... Un corderillo solo (podrá crecer la hierba), la voz adolorida que clama entre s…
Luego de haber publicado años atrás un libro desafiante y subversivo (en el mejor sentido de la palabra), Lourdes Batista nos presenta en esta ocasión otro de igual cariz pero de may...
35 Nunca entendí los motivos de escribir obras extensas... ¡Qué lejos vanse a buscar la verdad o la belleza!
Yo no grito. Tampoco guardo silencio. Soy lo que arde cuando todo se ha apagado. No he prometido salvación.
[Esta fabulilla cómica la escuché a temprana edad: ni avalo sus argumentos ni sé si será verdad. Refiero esta breve fábula
Arrebátame la toga y el bastón, S… de hierro voluntarioso para labrar… sírvame de las manos resueltas y a… antes que de palabra servil o ment… ... Porque mentiroso es el hombre,…
No te hablo como hijo, ni como siervo, ni como nada de lo que otros han s… Te hablo como el que cayó en tu Silencio
En el panorama poético de la literatura hispanoamericana contemporánea, pocas obras ostentan la coherencia conceptual, la densidad simbólica y la ambición estética que ofrece Poem...
Y contento te marchas si tu poema ha quedado grabado sobre la piedra. Siglos vienen volando
Filosofan tres “amigos” en: “¿Dónde está la razón?”, y se sientan frente a frente el perro, el gato, el ratón... “La razón...” –principia el perro,
La poesía de Leopoldo Minaya es la expresión de un espíritu que se mueve en los senderos de una corriente lírica de gran frescura y lozanía. Sus versos son la sinfonía de una orqu...
Este rostro alargado, con un dejo de augusta ensoñación y diligente tristeza, cicatriz fija en la fren… (así lo empiezo a ver sobre el esp… este rostro lampiño que bosquejo
Confiesan las cortinas, el muro, e… pero la escena es obra bendita del… De pie, como aturdido, se encuentr… absorto ante Cleopatra, como lo vi… Despierta y se despoja de cetro y…
El fantasma Miguelito ya no tiene quien le tema cuando baja, cuando sube, cuando mueve la escalera.