Por amor, el conde niño es niño y pasó la mar. ¡Tintura, tela, papel: el niño pasó la mar! Va a dar agua a su caballo,
Que el día completo sea una sola g… y nubes y nubes lluevan resbalen trueno abajo u otro hecho cualquiera sea de ejemplo
De ese cuadrado azul cuelga una ro… Y una curva, y un arco, un infinit… (el ojo de los cíclopes los sostiene con vuelo suspendido)… La rueda de los sueños gira, gira;
Abrieron todas las puertas del cielo. La noche entró con ligero vuelo. ¡Mírate! ¡Mírate!
—De la noche salgo, de su vientre dorado, para dar cuenta y fe
—Vago gris de huracán. Garra del pecho. Alto día otoñal. Violentas hojas. Saludé cada árbol
Soy un hombre maldito. Yo debía orientarme en sentido de tu huella… Señor, seguirla fiel, errar con el… y tras ella después plantar la mía… ¡Tanto pequé! Reí, mientras se ab…
Refería el poeta británico Samuel Taylor Coleridge, en conversaciones casuales de sobremesa recogidas por su sobrino Henry Nelson en un volumen doble titulado “Specimens of the table ...
Señor, no me reprendas en tu cóler… no me censures en tu furia; favoréceme, en cambio, que estoy d… heme aquí confundido, mi alma aver… Hasta cuándo, mi Dios, pregunto y…
Yo lo sé y aquí todos lo sabemos. Quizá otros lo han sabido y sentido y dolido El tiempo ha sido—en todo tiempo—
Amo la quietud de los árboles, el bisbiseo de sus copas, la gracia y la velocidad con que s… No están quietos los árboles ni los fijan sus raíces:
Te alabaré, Señor, con todo mi co… y así declararé tus maravillas. Con melodía entonaré tus himnos, ¡oh, Altísimo! Te has sentando en el trono de los…
Habla en mi voz, en mí dormita. Roja el alma, entra en mi piel: sedúceme. Sintamos
Se cae, en cayéndose la noche. Sueño y él: dos hombres que se jun… danse las manos, parlotean del balance del tiempo y de las al… sueño y él: dos sueños que se junt…
Dios es Dios. Él desborda las doc… y los dogmas de fe, y toda idea referida a su Él nada lo engloba, lo comprende o designa: es solo id… Dios es más. Él es Él, transparent…