22 Cuando ya estén hastiados de las matanzas, recogerán los puñales y las balanzas.

Tu mano en mi mano siento como un río de sinceridad y, a flor de este sentimiento, declaro: “Soy uno y soy más”. Amigo,

Derrámame en ti como la sal en el… como la estrella que se rompe para… Quiebra mis bordes, deslíeme en tu… Que no haya nada que de ti me sepa… ni sombra ni eco,

[Esta fabulilla cómica la escuché a temprana edad: ni avalo sus argumentos ni sé si será verdad. Refiero esta breve fábula

—Soy el cocodrilo Lilo, de Damasco. Si me muerden, muerdo; si me rascan, rasco. «Al faisán del parque

Oh Divinidad sin nombre, sin forma, sin límite: habla por mí, como hablas por los bosques y las…

Miras en mí y soy tierra abierta, cántaro vuelto al río del Origen. Todo lo que pesé se torna vuelo, brizna de la aurora. No sé si el fuego me ciñe

Canto de las sirenas. Evasión y luz. Tono del año veinte. ¡Cabalga, ab… Hazte flor y cabalga la alusión al pecho...

—Si al menos pudiera irme sin deja… y ser el mismo que ni fue ni vino ni saludó ni tropezó con un trozo de aire en el invierno...

Tener tu gracia, tu encanto —bastón y pipa y vejez—, es la profesión que a mí siempre me gustó tener. Mas dices: «Entre tú y yo

A gritos a murmullos a días a nocturna ebriedad a blanca esencia

De niño solía ponerme a horcajadas sobre las rodillas de mi padre; y empezaba a cabalgar... Mi padre, al ritmo de la cabalgata, con voz medio hablada/medio cantada, repetía: «¡Frank M...

Contra el salitre de este mar neru… o frente al galpón repleto de luce… evadíamos el tedio —su sable— tú con tu sueño largo encallado en…

No soy yo quien danza: el viento en la llama, pulsación que oscila entre las ete… No hay sombra que guarde mi nombre ni muro que detenga este incendio.

Yo no grito. Tampoco guardo silencio. Soy lo que arde cuando todo se ha apagado. No he prometido salvación.