Tener tu gracia, tu encanto
—bastón y pipa y vejez—,
es la profesión que a mí
siempre me gustó tener.
Mas dices: «Entre tú y yo
hay diferencia de edades...»
Mientras más yo hablo, más
me pones dificultades.
Que la senda de la vida
va de peldaño en peldaño,
y no puedo ser abuelo
porque me faltan los años...
Que debo esforzarme mucho
en dar consejos al vuelo
para merecer el rango
tan alto de los abuelos...
Ser un abuelo, lo sé,
es ser persona importante;
como yo no puedo serlo...
¡ay, nómbrame tu ayudante!