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13. YENDO A LA PANADERÍA

Fue como despertar al cabo de una noche
Llena de sueños turbulentos,
Como darse cuenta que la realidad última
Es solamente el lugar donde reposa la atención,
En el preciso momento que ella puede existir.
 
Me cubrí de lluvia para destrabar los huesos,
El mismo camino que recorrí tantas veces
Pareció me de pronto como completamente nuevo,
Como si cada pisada iluminase un punto ciego.
Me abrí paso por la antigua arboleda
Con la mirada perdida en el campo abierto,
En el verdor intenso que viste a la tierra
En esta época del año en que las chimeneas
Tiñen de gris la vista y los pulmones.
 
Los personajes agrestes fueron sucediéndose uno a uno
Como capítulos de un viejo libro,
Allí estaban los campesinos y los animales,
Las madres con sus hijos y los charcos con su barro.
 
De pronto vi dibujarse en el horizonte
El arcoíris más bello al que he asistido en años.
Comenzaba en la cima del cerro de la antena,
En donde las nubes  ya no llovían el sol
Lograba alcanzar con sus rayos a los verdes cactus.
Se extendía por todo lo alto atravesando
Al pueblo desde un extremo al otro,
Mas sin llegar a revelar su final.
Predominaban el rojo y el amarillo,
Intensos y refulgentes.
Me detuve plantándome como un árbol
Para contemplar tamaña belleza.
Pensé que todos los fenómenos naturales,
Más allá de haber sido ya encajados en
Las explicaciones científicas lógico racionales,
Siempre guardan una gran gran cuota de misterio,
Como quien dice que la vida sólo nos da señas
Y no certidumbres.
Me sentí feliz, me sentí del lado de la obscuridad,
De lo que remanece oculto en las quebradas,
Y que jamás podrá ser objeto de reduccionismos norteños.
Sentí la vida de esos colores, esos precisos colores,
Fluyendo como una gran serpiente que reptara por el cielo,
Justo como la que habita en los intersticios de mis vértebras.
 
Cuando este lado de la tierra
Acabó por darle la espalda al sol,
Y los animales nocturnos celebramos
Nuestra salida del refugio cavernal,
Me dirigí hacia la panadería
Divirtiéndome con el agua de las pozas,
Riéndome de las miradas que intentaron normalizarme.

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