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17.ENSAYO RURAL

La razón de ser de los pueblos está en directa relación con el espacio geográfico que deciden ocupar en su fundación. Para nuestros ancestros, el mundo completo estaba dado en el lugar en que vivían como la reproducción de un todo divino que a cada parte tocaba con su luz y su sombra.
De modo que, la elección de un hábitat era en parte deliberada, mas sobre todo entregada por una revelación mágica.
Este sitio es sagrado.
Los antiguos entendían que el hombre y la tierra son uno solo; hablaron un  mismo lenguaje con la naturaleza, lo cual les permitió entender el sentido de la existencia y los flujos de la vida que es acción y reposo. La gente de la tierra veía en el dualismo una ley fundamental en el mundo: así como quitas, debes dar, si te agitas, descansa, inhala y exhala, sueño y vigilia, día y noche, sol y luna, hombre y mujer, hijo.

Miro mis manos y me imagino picunche hace seiscientos años o más tal vez. Miro este valle, lo despojo en mi imaginación de todo el aparataje tecnológico económico innecesario y lo veo hermoso. Una paz escenificada en vuelos de pájaro y en el ruido del agua corriendo allá abajo reina en el ambiente. Este lugar es divino, pienso. “Vivir aquí es un privilegio”, tuve que haber dicho en esta pasada vida indígena. Hay agua, comida y cobijo. Seguro que había más gente, siempre por ahí en sus labores, pero seguro también que en la otra vida todavía fui así de meditabundo y solitario.
En el mismo cerro y bajo este mismo árbol que un día llamé mío veo pasar los siglos. Veo invasiones Incas, resistencias, invasiones españolas, veo al río puangue ir y venir infinitas veces, veo sequías prolongadas, veo llegar la modernidad en carretas, veo la proyección de la luz naranja que hacia el cielo emiten los postes que hicieron posible la mirada nocturna y la ruptura masificada de los ciclos del sueño y la consiguiente descontinuación de los  días que se estancaron en este presente de personas ciegas e indiferentes.

¿En qué momento decidimos meternos en esta rueda de tormentos que sólo nos ha traído abusos y enfermedad? Ya el pueblo no atribuye valor a la tierra, y la ciudad que crearon se desmorona, se hace polvo, y con ella nosotros, atrapados en la mecánica del terror, de la violencia, del poder desmesurado y de la dominación de unos por otros con el sólo objetivo de ocultar un miedo patológico tan antiguo como la civilización, y es el miedo y no el odio lo contrario al amor.
El sabio popular nos legó el refrán que reza: “Quien a sí mismo no se conoce, a sí mismo se asesina”. ¿Por qué todo esto entonces, cuando tan fácil sería detenernos?

Yo no sé cuál es hoy el sentido de vivir aquí. El río se seca y nosotros con él. Veo gente que vive aquí sólo de manera incidental, pues la rueda los obliga a desplazarse largas distancias para buscar un mejor pasar para sus familias, un bienestar económico. Se van y vuelven a dormir otra vez sin saber quiénes son, ojala pudieran volver a sentir y averiguaran cuál es su esencia. Creo que si no hacemos esa pega seguiremos cometiendo los mismos errores.
Antes este lugar era maravilloso, y ahora aun lo es si uno se esfuerza en ver, pero la comunidad se resquebraja. Lo que más importa es la comunidad y se desgrana. ¿Por qué seguimos viviendo aquí? ¿Por qué no hacemos como los picunche y nos vamos a buscar otro lugar? ¿Qué nos ata? En fin ¿Cuál es hoy el sentido de vivir en Curacaví, después de la sequía que nos arrasó y dejó desiertos?

Sólo sé que a pesar de todo soy rural, si ser rural es tener tiempo para olvidarse del tiempo, mirar el entorno y dejar todo crecer, ser adicto al aire frío colmando mis pulmones, a las conversaciones casuales en encuentros fortuitos, a los saludos en la feria, al barrio, a los chascones en bicicleta, al arte de quedarse callado y escuchar. Sólo esto me queda como identidad.

Aquí se oye el susurro de todas las voces que existieron en este lugar del mundo, que dejaron sus vidas aquí y cuyo legado tal vez no fueron pirámides ni grandes estructuras tecnológicas, pero sí sabiduría, la sabiduría de dejar todo intacto. ¿Por qué no hacer lo mismo?
Todos estos intentos por cambiar nuestro entorno, por manipular a tal extrema de deformar son una evasión y un reflejo de nuestro caos interior. El único mundo que es preciso cambiar es el que llevamos dentro, todo lo demás es sólo un síntoma de nuestra falta de conexión y sintonía.

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