Amor Eterno
Amor Eterno
Si el cielo se derrumba en mil pedazos,
si el tiempo borra el rumbo del ayer,
mi amor por ti no teme esos fracasos:
donde estés, yo estaré... siempre he de estar.
Como el río que besa sin cansancio
las raíces del árbol al amanecer,
así mi alma te abraza en cada espacio,
sin fronteras que puedan romper su querer.
Aunque el invierno cubra de silencio
los caminos que juntos hemos de andar,
en mi pecho habrá un fuego, un dulce incendio,
que ni el frío más hondo logrará apagar.
No importa si la suerte nos separa,
si la vida nos prueba con su rigor;
seré el eco que canta en tu almohada,
la esperanza que aguarda tras tu dolor.
Tu nombre es la canción que nunca olvido,
la melodía que alivia mi existir.
Eres el sueño que guardo en mi nido,
el refugio que el alma eligió para vivir.
Si un día la distancia nos condena,
si la noche se alarga sin piedad,
mira al norte, verás mi luz serena:
allí estaré, latiendo en tu verdad.
Como el pan que alimenta cada día,
como el aire que el mundo necesita,
así es mi amor: sin fin, sin melodrama,
raíz firme que el viento no arrancaría.
Y si el cuerpo se apaga, si la vida
me reclama su última ilusión,
en el polvo de estrellas quedará escrita
esta historia sin fin... ¡nuestra canción!
Amor sencillo, amor de risa franca,
de manos que se buscan sin temor.
Eres mi paz, mi hogar, mi fuerza franca,
mi eterno abril, mi constante flor.
No hay palabras que alcancen lo que siento,
solo versos que intentan navegar
este mar de verdades que hoy aliento:
¡te amo, amor mío!... y no dejaré de amar.
—Luis Barreda/LAB
