Amor Invisible
Amor Invisible
Entre sombras y suspiros callados,
vivo entre grietas de un amor prestado.
No soy dueña del sol ni de sus horas,
pero guardo sus luces mentirosas.
No pido promesas, ni anillo, ni altar,
solo un instante que logre robar.
Mi risa es un muro, mi llanto, silencio,
soy cómplice eterna de un sueño incierto.
Me juzgan por amar sin pedir permiso,
por tejer caricias en un laberinto.
¿Quién condena el agua que apaga la sed?
¿O al pájaro errante que olvida su red?
Comparto su almohada con otros recuerdos,
sus noches son mías, sus días son tierras
donde siembro versos que nadie podrá leer,
canciones sin nombre que el viento ha de beber.
No hay culpa en el fuego que quema lento,
ni en las cicatrices que esconde el viento.
Si amar es pecado, llevo en la espalda
la cruz de un cariño que nadie abraza.
Soy flor sin jardín, tormenta sin trueno,
el mar que se agita tras un cristal sereno.
No me arrepiento de romper el espejo:
mi amor es más fuerte que el miedo al reflejo.
Y cuando la historia se lleve su nombre,
y el tiempo convierta en polvo su almohada,
sabrán que lo amé con raíces profundas,
más allá del odio, las normas... y las dudas.
No soy la elegida, ni quiero trofeos,
solo una mujer que amó sin remedio.
La que, entre secretos, escribió su poema
con tinta invisible... pero eterna y sincera.
—Luis Barreda/LAB
