Creer
Creer
Creo en el sol que nace cada día,
en las manos que sanan con ternura,
en la fuerza del viento que guía
y en la luna que calma la amargura.
Creo en las horas lentas de esperar,
en el café que quema con su aroma,
en las cartas que saben a verdad
y en el eco del alma cuando nombra.
Creo en las huellas que no tienen fin,
en los pasos que buscan un destino,
en el tacto que borra el desatino
y en el beso que nace de un camino.
Creo en el llanto que limpia el dolor,
en las risas que pintan un color,
en las noches que guardan tu calor
y en los sueños que tejen sin temor.
Creo en las olas que abrazan la orilla,
en las estrellas que encienden la vida,
en las heridas que sanan dormidas
y en las canciones que son compartidas.
Creo en el fuego que quema sin maldad,
en la lluvia que lava la ciudad,
en el silencio que habla sin hablar
y en el amor que no pide explicar.
Creo en las huellas que deja el ayer,
en los días que enseñan a crecer,
en las grietas que dejan florecer
y en los versos que saben amanecer.
Creo en los labios que cantan sin voz,
en los gestos que nacen del corazón,
en las sombras que dan razón
y en el vuelo que rompe la prisión.
Creo en las calles que guardan secretos,
en los libros que guardan los suspiros,
en los amigos que son refugio cierto
y en los caminos que borran los giros.
Creo en el tiempo que no sabe mentir,
en las huellas que el mar sabe escribir,
en el pulso que late sin sufrir
y en el verso que nace para existir.
Y entre todo lo que el mundo encierra,
creo en el amor que nace de tierra,
en tu risa que es mi mejor guerra
y en tu alma... que ya cambió mi eternidad.
Porque creer no es solo imaginar,
es sentir tu latir al respirar,
es encontrar en ti mi libertad
y saber que contigo... quiero volar.
—Luis Barreda/LAB
