Cuando No Estás
Me pierdo en cada rincón
si a mi lado no estás.
Mis ojos buscan tu andar
y mis suspiros se van
tras tus labios, sin parar,
con besos que quiero dar.
En mi mente, sin cesar,
nuestros abrazos están,
bajo la fina llovizna
que recuerdo sin igual.
Tu voz dentro guardaré,
para oírte al recordar,
y tu risa es una luz
que me ayuda a descansar.
Pero miro la ventana,
preguntando sin hablar:
¿Cuándo volverás a casa?
¿Cuánto falta ya, mi amor?
Si hoy regresas, lo prometo,
no soltaré tu calor.
Me haces ser quien soy de veras
con tu abrazo y tu dulzor.
En tu piel encuentro vida,
en tu aliento, mi pasión.
Me has enseñado a desear
sin pedir explicación,
sin temor ni condición.
Exquisito es tu sabor,
exquisito tu arrebol,
cuando excitas mi interior
y despiertas mi fervor.
Tu perversión es un don
que en mi boca queda en flor.
Susurro tu nombre en calma,
implorando más de vos.
Eres mi eterno refugio,
mi canción, mi gran tesoro.
En tus besos y tu tacto
me deshago y me transformo.
En la noche, mis manos
te recorren con decoro,
y en la oscuridad sentimos
que somos un solo cuerpo.
Juntos, el tiempo se olvida,
la ciudad pierde su estruendo.
Solo existe nuestra risa,
nuestro fuego, nuestro encuentro.
Quiero atesorar tu imagen,
guardar tu luz en mi seno,
y en tus labios encontrar
todo amor, todo consuelo.
¿Cuánto más puedo amarte?
¿Cuánto más podré encenderme?
Este vicio nos libera,
nos permite conocernos
sin reloj, sin regla alguna,
ardiendo en nuestro universo.
Te llevo en mi memoria,
tu mapa en mis dedos puesto.
Ansío tus besos lentos
que me quitan el aliento.
Confieso mi debilidad:
tu voz, tu piel, tu movimiento...
¡Quiero tocarte el alma!
Hacerte mía en silencio.
Cerrar las puertas al mundo,
fundir pieles y desvelos,
ser un solo latido
sin saber dónde empiezo.
Recorrer tu espalda entera,
encender tu pensamiento,
y en mi pecho hacerte hogar
hasta el fin de los tiempos.
Renacer bajo la luna
con tu risa en mi recuerdo,
empapada de alegría,
de tu amor completamente.
Sin prisa y sin sueño ahora,
solo hambre de quererte,
pegada a ti como un tatuaje,
viviendo en tu ser eterno.
Tú, mi dulce fantasía,
mi refugio verdadero.
Jardín de luz en abril,
pájaro de amor sincero.
Déjame perderme contigo
en tu cielo.
Ahógame en tus caricias,
que yo solo sabré amarte,
amarte, amarte, amarte...
ardiendo en nuestro abrazo,
volviendo a comenzar.
—Luis Barreda/LAB