El Éxito Verdadero
El éxito verdadero
No está en los títulos que cuelgan de la pared,
ni en los brillos que ciegan al caminar.
No lo miden los metros de tu propiedad,
ni los autos que lograste comprar.
No es el eco de aplausos en un salón,
ni el poder que impone tu voz.
No se esconde en la moda o la tradición,
ni en diplomas que guardas después de temblar.
El éxito es la risa que regalas al pasar,
la mano que sostiene sin preguntar.
Es el nombre que susurran al recordar,
cuando el tiempo borró tu andar.
Es la huella que deja tu bondad,
la semilla que plantaste sin esperar.
Es el abrazo sincero, la honestidad,
y el perdón que supiste entregar.
No se cuenta en trofeos ni en dinero,
sino en almas que sanaste al llorar.
En los sueños que ayudaste a crecer,
y en el amor que no dudaste en sembrar.
Es saber escuchar sin juzgar,
ser refugio en medio del huracán.
Es construir puentes, no muros de sal,
y en cada caída, volver a empezar.
No es la fama que el mundo te da,
ni los likes que suben sin parar.
Es la luz que en silencio brilla más,
cuando sirves sin querer destacar.
El éxito verdadero no tiene edad,
no se vende, ni se puede heredar.
Vive en el corazón que sabe amar
y en la paz de quien supo perdonar.
Al final, no importa lo que tengas aquí,
sino cuánto lograste compartir.
El éxito es un viaje hacia el vivir,
donde el amor es el único fin.
—Luis Barreda/LAB
