Hacer El Amor...
Es despertar y encontrar tu pelo entre mis dedos,
tu sueño tranquilo pintando el alba en silencio.
Es el café compartido con miradas cómplices,
y reírnos del tiempo que se escapa lentamente.
Es caminar contigo aunque no haya un destino,
recogiendo hojas secas de otoños que vivimos.
Es guardar en mi pecho tus secretos más frágiles,
y ser refugio cuando el mundo quiera lastimarte.
Es memorizar el mapa de lunares en tu espalda,
y besar cada cicatriz que el dolor te ha dejado.
Es aprender a leer el nudo en tu garganta
antes de que las lágrimas mojen tu mirada.
Es sembrar paciencia cuando tu orgullo florece,
regar con calma el jardín donde el amor crece.
Es abonar la tierra de tus sueños pendientes,
y podar sin miedo las ramas del ayer.
Es navegar contigo en noches de tormenta,
fingir que soy fuerte cuando tu voz tiembla.
Es remar juntos aunque no veamos la orilla,
inventar canciones para ahuyentar la oscuridad.
Es celebrar tus triunfos como si fueran míos,
guardar tus risas en frascos de cristal.
Es coleccionar instantes de domingos lluviosos,
y atesorar el eco de tu “te amo” susurrado.
Es envejecer jugando a las canicas los viernes,
crear nuevas arrugas donde antes hubo vértigo.
Es construir un siglo con ladrillos de complicidad,
y jurar con canas que el amor no tiene fecha de caducidad.
Es... todo eso y el silencio que no pesa,
la certeza de raíces entrelazadas.
Es querer ser tu hoy, tu ayer y tu mañana,
hasta que los relojes olviden dar la hora.
Es un eterno “para siempre” escrito en minúsculas,
con tinta invisible de noches y madrugadas.
Es este simple poema sin metáforas brillantes:
sólo yo y tú haciendo el amor... lentamente, a cada instante.
—Luis Barreda/LAB