La Vida Que Se Escapa
La Vida que se Escapa
Abuelo, dime con tu voz sincera:
¿Cómo se pierde la vida entera?
El viejo, con mirada serena,
respondió mientras acariciaba una azucena:
—La vida no es un río, es un camino,
se pierde si olvidas tu destino.
Si vives tras las huellas de otro sueño,
tu alma se marchita como un leño.
Criticar errores que no son tuyos
es cavar hoyos con manos de estrujo.
Mejora lo que llevas en el pecho,
y verás florecer tu propio huerto.
Si el fracaso te derriba el alma,
no te quedes llorando en la calma.
Busca soluciones, levántate y anda,
que la vida es raíz, pero también es planta.
La envidia es sombra que nubla el día,
no mires el jardín que otro cultiva.
Riega el tuyo con esfuerzo y empeño,
y cosecharás frutos de tu dueño.
Si solo ves la espina de las rosas,
perderás el aroma de las cosas.
Disfruta el sol, la lluvia, el canto al alba,
que la tristeza es niebla que se esfuma.
La vida no se acaba al dejar el aire,
sino al rendirte, al callar, al no amarte.
No es muerte lo que apaga la existencia,
es dejar de luchar... y perder la esencia.
Hijo, recuerda este verso sencillo:
Vive, cae, sueña, ríe, abre los ojos.
La vida no se pierde al dejar de respirar,
se pierde cuando dejas de brillar.
—Luis Barreda/LAB
