Silencio Que Resuena
Silencio Que Resuena
Si quieres compartir tus noches sin luna,
juro escuchar en silencio tu voz más profunda.
No juzgaré el camino que elijas andar,
solo mi mano tendrás para no vacilar.
Habla de esos amores que ardieron en vano,
de los miedos que escondes tras tu invierno frío.
Cuéntame las historias que duermen en tu almohada,
y guardaré cada una como un mapa de estrellas.
Si recuerdas las caídas, las grietas del pasado,
prestaré mi hombro al dolor que no has llorado.
No señalaré tu sombra ni el rumbo perdido,
sabré que hasta el barro hace florecer el camino.
Describe tus sueños, esos que el tiempo congela,
los horizontes que dibujas con tiza en la arena.
Aunque en ellos no quepa ni un rincón de mi alma,
sonreiré y gritaré: “¡Sigue!”, desde la calma.
Dime el sabor que te alegra, el color que te abraza,
el libro que te hizo viajar a una plaza extraña.
Guardaré cada detalle como un tesoro antiguo
y, un día, sin aviso, lo haré parte del ritmo.
Si cargas con derrotas, con errores sin dueño,
no daré discursos, solo un abrazo tierno.
También te contaré mis grietas y espinas,
sin fingir que soy dueño de las recetas finas.
Habla de lo que sueñas, de lo que duele o miente,
inventa una verdad si tu alma la siente.
Grita versos al viento, susurra mentiras...
Mis labios serán sello que en el tiempo se olvida.
Pero... si en tu relato mi nombre asoma,
si buscas mi eco donde solo hay aroma,
si intentas leerme como un libro abierto,
romperé este cristal que nos ha unido en lo incierto.
No me mires, por favor, que tus ojos son imán.
No repitas mi historia, no la escribas jamás.
Vive tu aurora sin volver la mirada,
que en tu luz, mi silencio... es la sombra que ampara.
Y si un día te preguntas por qué me alejo en calma,
sabe que tu mirada derrite mi escarcha.
Porque en ti, sin querer, vuelvo a encontrar la caída:
tu paz es mi abismo... y yo, sin red, sigo herida.
—Luis Barreda/LAB
