Yo Pienso En Ti
Yo Pienso En Ti
En la quietud de la noche callada,
cuando el mundo se viste de sombra,
mi mente, como un río, se desborda...
¡Yo pienso en ti, sin fin, en cada jornada!
Las estrellas, testigos de mi anhelo,
tejen historias en su manto oscuro.
Tu risa, como un eco lejano y puro,
ilumina mi frío desconsuelo.
Al caminar por calles sin rumbo,
en el murmullo de las hojas al viento,
busco tu huella en cada momento.
¡Yo pienso en ti, y el alma late a tumbos!
El café frío, el libro sin leer,
las horas que se arrastran sin prisa...
Todo me habla de tu sonrisa,
de aquel querer que no pudo crecer.
El viento lleva voces y canciones,
y entre el bullicio, tu nombre repito.
No hay fuego, ni mar, ni infinito
que calme estas mudas pasiones.
La lluvia borra el polvo del camino,
pero no borra tu voz en mi oído.
Aunque el tiempo siga su rüido,
¡Yo pienso en ti, como un dulce destino!
No hay lágrimas ni gritos en mi pecho,
solo un susurro que no se agota:
la luz de tu recuerdo me alborota
mientras la vida gira en su lecho.
Si las flores mueren en invierno
y renacen cuando abril sonríe,
¿por qué este amor, que nunca se iría,
se esconde en silencio, taciturno?
No pido alas, ni sueños, ni suerte,
solo un instante donde existas aquí...
Mientras la luna dibuja su red,
¡Yo pienso en ti, hasta que el alma vierte!
Y al final, cuando el alba despierta,
y el mundo vuelve a su frenesí,
mi corazón, sin prisa, repite:
*En cada latido... yo pienso en ti*.
—Luís Barreda/LAB
