Homenaje al tarro
Del libro A la luz de mi vela .
Rindo aquí un homenaje muy sincero
al vaso cilíndrico de latón con tapa,
que ha sido fiel amigo, compañero
de la gente humilde de mi patria.
Al recordado tarro de la infancia,
que con unos cordeles se transformaba en zanco,
donde se colecta la modesta ganancia,
producto del humilde y triste canto.
Al tarro que apedreamos en el barrio,
que sobre el brasero se llama “maricón”;
al tarro que presenta el vagabundo a diario,
que con pan duro y caldo colmará su ración.
Al conocido tarro basurero,
que se ha vestido de color allá en el centro,
donde siguen hurgando los perros callejeros,
allí la gente pobre obtiene su alimento.
Al tarro matutino del obrero,
donde prepara su sabroso té,
con un asa de alambre se convierte en choquero,
portador de un buen vino o de un rico café.
Al tarro de carburo ya olvidado,
que acompaña la triste carretela,
al tarro marinero del pescado ahumado,
al tarro candelabro que protege mi vela.
Al tarro que colgando de mi cuello
orgulloso lucía transformado en tambor,
al tarro con hollín ¡sí¡al lavandero,
donde hervía pañales mi madre con amor.
Al tarro que fue foco de teatro
cuando las obras eran clandestinas,
al que fue bacinica allá en el campo,
al que se hizo farol en cada esquina.
Al tarro con piedras que agitado,
se hizo vivo instrumento de protesta,
al tarro nupcial del auto engalanado,
al tarro tamboreado que acompaña la cueca.
Al tarro costurero del bordado,
al que las madres hicieron macetero,
al horno-tarro para el pan amasado,
al que abriga la flor del cementerio.
(1992)
Poema popular con vivencias criollas de un chileno.
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