La cicatriz
La cicatriz
En la casa de la playa
se produjo un resplandor,
tipo 3 de la mañana
todo el campo iluminó.
Como la luz del relámpago
hasta el último rincón
penetraron rayos diáfanos
y luego un silencio atroz.
El ambiente se hizo denso
no respondía la voz,
se cortó la luz del pueblo
y se detuvo el reloj.
Después me sentí mareado,
no pude reaccionar
un sopor, un gran cansancio,
un éxtasis, un soñar.
Envuelto en dulce perfume
de mujer y mucha paz,
lo que pasó nunca supe,
tuve un lerdo despertar.
Hablé de ello a mis vecinos,
mostraban mucho recelo,
miraban como perdidos,
no registraban recuerdos.
Acaso sentían miedo?
permanecían bloqueados,
les insistí mucho tiempo
y decidí abandonarlos.
Una cicatriz cuadrada
en mi zona occipital,
lo único que quedaba
de aquella noche especial.
En ocasiones sentía
una extraña sensación,
me levantaba, escribía
unos signos sin razón.
Los sueños premonitorios
se me hicieron permanentes,
y rechacé los honores
que me mostraba la gente.
Casi 20 años después
visité de nuevo el pueblo,
con renovado interés
esperé el avistamiento.
A las 7 de la tarde
bajó un joven de una nave,
me abrazó y me dijo– padre
hoy día vine a buscarte - .
—No se de donde provengo,
tampoco de donde vienes;-
—tu memoria yo la tengo,
en un registro y feliz
la he revivido mil veces
hoy a conocerte vengo,
tú tienes la cicatriz .-
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