#EscritoresMexicanos Poesía romanticismo romántica,
A mi querido amigo Manuel Roa. Humanidad pigmea, tu que proclamas la verdad y el Cr… mintiendo caridad en cada idea: tu que, de orgullo el corazón beod…
Sonaron las campanas de Dolores, voz de alarma que el cielo estreme… y en medio de la noche surgió el d… de augusta libertad con los fulgor… Temblaron de pavor los opresores
Adiós a México Pues que del destino en pos Débil contra su cadena, Frente al deber que lo ordena Tengo que decirte adiós;
Junto a una pulquería cuyo título es “Los godos” disputaban dos beodos la tarde de cierto día. Yo pasaba por fuera
Pensando las quinientas unidades que el número quinientos componían… que si quinientas eran al uno y nada más se lo debían; en sociedad se unieron, y los miem…
¿Se acuerda usted de Juan, de aqu… del que le dije a usted que eran aquellos cuadros tan boni… y el paisajito aquel? ¿Si?, pues señor, ayer por la maña…
Un cielo azul de estrellas Brillando en la inmensidad; Un pájaro enamorado Cantando en el florestal; Por ambiente los aromas
Tres eran, mas la Inglaterra Volvió a lanzarse a las olas, Y las naves españolas Tomaron rumbo a su tierra; Sólo Francia gritó: «¡Guerra!»
¡Pues bien!, yo necesito decirte q… decirte que te quiero con todo el… que es mucho lo que sufro, que es… que ya no puedo tanto, y al grito… te imploro y te hablo en nombre de…
Después de que el destino me ha hundido en las congojas del árbol que se muere crujiendo de dolor, truncando una por una
Ese era el cuadro que, al romper l… sus velos de crespón, alumbró, atravesando las ventanas, la tibia luz del sol: un techo que acababa de entreabrir…
Hubo una selva y un nido Y en ese nido un jilguero Que alegre y estremecido, Tras de un ensueño querido Cruzó por el mundo entero.
Iba llorando la Ausencia con el semblante abatido cuando se encontró en presencia del Olvido, que al ver su faz marchitada,
Cuando tu broche apenas se entreab… Para aspirar la dicha y el content… ¿Te doblas ya y cansada y sin alie… Te entregas al dolor y a la agonía… ¿No ves, acaso, que esa sombra imp…
¡Entrad!, en mi aposento Donde sólo se ven sombras, Está una mujer muriendo Entre insufribles congojas... Y a su cabecera tristes