#Españoles #Generación27 #SigloXX
¡Qué dulce dolor de ancla En el corazón sentías! Tu corazón reteniendo, Duro coral, mi partida. Ahogada en amor, tu amor
Sentirse solo en medio de la vida casi es reinar, pero sentirse solo en medio del olvido, en el oscuro campo de un corazón, es estar pres… sin que siquiera una avecilla trin…
La niebla si es cercana me parece Que oculta algún dolor, velo que n… A unos ojos la luz, a los que cieg… Con un blancor de llanto que estre… Pero si no es cercana, si se mece
Al ver por dónde huyes Dichoso cambiaría Las sendas interiores de tu alma Por las de alegres campos. Que si tu fuga fuera
Tu soledad te defiende, Te limitan tus miradas, Que yo sé que tu alma llega Adonde tu vista alcanza, Adonde llegan tus sueños,
Se levantó sin despertarme. Andaba lenta, aplastándose tanto Hasta pasar bajo imposibles Sitios huecos, O estirándose fina como un ala
Si para ti fui sombra Cuando cubrí tu cuerpo, Si cuando te besaba Mis ojos eran ciegos, Sigamos siendo noche,
Profeta de mis fines no dudaba Del mundo que pintó mi fantasía En los grandes desiertos invisible… Reconcentrado y penetrante, solo, Mudo, predestinado, esclarecido,
Sólo sé que estoy en mí y nunca sabré quién soy, tampoco sé adónde voy ni hasta cuándo estaré aquí. Vestido con vida o muerte
Huyo del mal que me enoja Buscando el bien que me falta. Más que las penas que tengo, Me duelen las esperanzas. Tempestades de deseos
Quiero vivir para siempre En torre de tres ventanas, Donde tres luces distintas Den una luz a mi alma. Tres personas y una luz
El alma es igual que el aire. Con la luz se hace invisible, Perdiendo su honda negrura. Sólo en las profundas noches Son visibles alma y aire.
¡Qué golpe aquel de aldaba Sobre el ébano frío de la noche! Se desclavaron las estrellas frági… Todos los prisioneros percibimos El descoserse de la cerradura.
No hay ningún paso, ni atraviesa nadie los dinteles de luz y de colores, cuando la rosa se abre, porque invisibles son los paraísos
¡Qué música del tacto las caricias contigo! ¡Qué acordes tan profundos! ¡Qué escalas de ternuras, de durezas, de goces!