Destellos de luz acarician el agua vibrante
el sol huye al final del día
dejando huellas en cada ola
que abrazan mi cuerpo en plena oscuridad de una noche desconocida
hundida en el corazón
cuchillada de memorias que habitan en mí desde hace tiempo.
Mi sombra y yo, sentadas en el mismo lugar vemos finalizar el día
nos movemos en direcciones opuestas para llegar al mismo sitio
cómo podría si no, arremeter el cuerpo muerto de los días
caja polvorienta de sueños y olvidos
de esta tierra devastada por sus hijos
que importa quien escribe
mi sombra o yo
si la palabra es la misma, y sin ella
nos espera el mismo fin.