En la soledad de la montaña entre duras peñas alumbré mi cría y la llamé Esperanza.
Vive para crear no solo para existir.
Ballenas de mar, lomos pedazos de islas navegantes, errantes y a la deriva.
Esculpir el papel ¡crear! es como tomar el lápiz de cincel y tallar la hoja. Del papel emergen
Allí balan suavemente las crías de corderos estando sobre florecientes hierbas frondosas y ¡¡hermosas!!.
Me llamo Noé a quien visita la viajera paloma en mi nave
Flor pequeña que lentamente en mis manos moría. Yo le quiero, le decía. Ella me preguntó ¿me quieres?
Del firmamento caen frescos y frágiles copitos de nieve.
!! Escuche a los sabios!!
Mar chileno amigo de la cordillera, cuyas aguas bajan en verdes venas hasta mezclarse
Tú, Madre sembradora de soles que en el cielo tejes
He adornado un pequeño altar. Allí arden viejas hojas de laurel aromatizando el ambiente
La felicidad crece al ser compartida.
La oruga se solaza entre las hierbas del bosque. Un bosque tranquilo
El tiempo tiene su labor en el telar convulsionado del tiempo.