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“¿Por qué, mariposilla?”

¿Por qué, mariposilla,  
volando de hoja en hoja,  
haciendo vas alarde  
ya de inconstante y loca?  
 
¿Por qué, me di, no imitas  
la abeja que industriosa  
el jugo de las flores  
constante en una goza?  
 
Advierte que no vaga  
del alelí a la rosa,
que una entre miles busca  
y una fragante sola.  
 
Y cuando ya la elige  
hasta exprimirla toda,  
jamás voluble pasa    
sin disfrutarla a otra.  
 
¿No ves también que el pecho  
de ella liciones toma?  
que así jamás libada  
deje de amor la copa.
 
Si en tus cambiantes raros  
el sol que te colora  
deslumbra nuestros ojos  
con tintas mil vistosas;  
 
¿Por qué, avecilla leve,
rehúsas voladora  
sola, una flor y un cáliz  
cubrir de orgullo y gloria?  
 
Para el batir tus alas,  
para en las blancas pomas,
y en el turgente seno  
de la que el pecho adora.  
 
Allí una florecilla  
dulce fragancia hermosa  
al seno de mi Fili
con ambición le roba.  
 
Vuela, mariposilla,  
que si una vez tan sola  
en sus matices quieta  
de sus delicias gozas.
 
No ya más inconstante  
has de querer traidora  
volver a la floresta  
a revolar entre otras.  
 
Vuela, avecilla, vuela,
recoge sus aromas,  
y tórnate a mí luego  
y dame cuanto cojas.
Preferido o celebrado por...
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