Medardo Angel Silva

Vesper marino

Rugió el lascivo mar a la manera
de un sátiro de barbas temblorosas,
al poner tu presencia en la ribera
su gracia peculiar sobre las cosas.
 
    Joyas raras y sedas olorosas
prestigiaban tu dulce primavera
y al deshojarse tus palabras era
cual si estuvieran deshojando rosas.
 
    Hubo un silencio de éxtasis en todo...
el mar violento suspiró a su modo...
lloraron en la niebla las esquilas...
 
    Y me halló de rodillas el Poniente
viendo abrirse los astros dulcemente
en el cielo otoñal de tus pupilas
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