La muerte no es quedarme con las manos ancladas como barcos inútiles a mis propias orillas, ni tener en los ojos,

Te escribo, amor, desde la primave… Crucé la mar para poder decirte que, bajo el cielo de la tarde, Ro… tiene otro cielo de golondrinas, y entre los dos un ángel de oro pa…

Amor de amor aquel que nos uniera una vez en el tiempo ya distante. Amor en que tú fuiste amado, amant… y yo amante y amada también fuera. Otro amor sin igual no conociera

Detenida en el río translúcido del viento, por otro nombre, amor, la llamaría

Blancos pañuelos, cuatro gaviotas dicen adiós al cielo. A ver la aurora, por la escala del canto

Se me murió el olvido de repente. Inesperada— mente, se le borraron las palabras

Estoy, amor, en ti y en el dorado desvelo de tu clima deleitoso, con el ardido corazón gozoso de su vivo tormento enamorado. Y te nombro mi día iluminado.

Deja que pase entre los dos el tie… sin que pueda mudarnos alma y alma… Hemos quedado fijos, uno y otro, con impasible soledad de estatuas, tu rostro al fondo de mis ojos qui…

Cada día que pasa, cada día, es más corto el camino de regreso. De repente la nave

Llegas cuando menos te recuerdo, cuando más lejano pareces de mi vida. Inesperado como

Es la hora primera. Del oriente llega el sol. La luna, despojada de los oros

Digo tu nombre, mar, tu nombre ard… de soles y de júbilo creciente, y el corazón enamorado siente más clara la presencia del latido. Velero que navega repetido

No sé nada de ti. De mí no sabes nada. Sólo que al encontrarse nuestros ojos un día,

Mar de mi infancia. Caracolas, arena de oro, velas blancas. Si alguien cantaba entre la noche a las sirenas recordaba. Simbad venía en cada ola

Quiero volver a la que un día llamamos todos nuestra casa. Subir las viejas escaleras, abrir las puertas, las ventanas. Quiero quedarme un rato, un rato