Vuelvo a tenerte, amor, como si nunca te me hubieras ido. Tus manos me recorren el rostro suavemente,

A la muerte, en Venecia, la llevan a pasear como a una novia. Por entre dos azules la góndola luctuosa

Ven a mirar conmigo el final de la lluvia. Caen las últimas gotas como diamantes desprendidos de la corona del invierno,

Nada igual a esta dicha de sentirme tan sola en mitad de la tarde y en mitad del trigal; bajo el cielo de estío

De aquel amor que nunca fuera mío y sin embargo se tomó mi vida, me queda esta nostalgia repetida sin fin, cuando sollozo y cuando r… A veces, desde el fondo del estío,

Te rompieron la infancia, Leyla K… Lo mismo que una espiga o el tallo de una flor, te rompieron los años del asombro y la ternura,

Por el camino, junto a mi sombra, el mediodía pinta el vuelo de una mariposa. Pienso en tu recuerdo

Se me murió el olvido de repente. Inesperada— mente, se le borraron las palabras

Con paso de gacela vulnerada cantando vienes por el bosque umbr… coronada de juncos, ramos, lirios. Oculto entre los árboles un silencio de pájaros anuncia

No sé nada de ti. De mí no sabes nada. Sólo que al encontrarse nuestros ojos un día,

El mar danzaba entre las islas desnudo y joven como un dios. Sobre su piel resplandecía el agua azul, llena de sol. El viento alegre del verano

Blancos pañuelos, cuatro gaviotas dicen adiós al cielo. A ver la aurora, por la escala del canto

Tú ves mi rostro nada más. Mi rostro. que todo calla. ¡Ay, si pudieras mirarme el alma!

Pronunciaré tu nombre en la última hora. Así sabrá la muerte dónde encontrarme cuando llegue.

Tú estarás lejos. Yo dejaré la vida como un ramo de rosas que se abandona para proseguir el camino,