Pienso en ti. La tarde, no es una tarde más; es el recuerdo de aquella otra, azul,

Blancos pañuelos, cuatro gaviotas dicen adiós al cielo. A ver la aurora, por la escala del canto

Cuando presiente el corazón la glo… de ser libre por gracia del olvido… me llega entre la noche, como el r… del mar en la distancia, tu memori… Con ella viene la tenaz historia

Alguien pasa y pregunta por los jazmines, madre. Y yo guardo silencio. Las palabras no acuden en mi ayuda, se esconden

Ha de pasar la vida. Ha de llegar… He de quedar tendida bajo la tierr… insensible, callada, como estatua… que al romperse en pedazos abandon… Ya sin brillo los ojos que te sigu…

Ven a mirar conmigo el final de la lluvia. Caen las últimas gotas como diamantes desprendidos de la corona del invierno,

Tú ves mi rostro nada más. Mi rostro. que todo calla. ¡Ay, si pudieras mirarme el alma!

Porque nació frente al alba y en el sitio de la brisa, le dieron un nombre claro de flor o de lluvia fina. Un nombre para decirlo

Pronunciaré tu nombre en la última hora. Así sabrá la muerte dónde encontrarme cuando llegue.

Se me perdió tu huella. Un viento huracanado y frío la borró del sen… dejándome los pasos sin rumbo alguno ahora,

Nunca supe su nombre Pudo ser el amor, un poco de alegría, o simple— mente nada.

No sé nada de ti. De mí no sabes nada. Sólo que al encontrarse nuestros ojos un día,

Las hebras de un tapiz imaginario fueron nuestros destinos que un in… se rozaron apenas en la cruz del encuentro. De norte a sur tu paso, de este

No sé nada de ti. De mí no sabes nada. Sólo que al encontrarse nuestros ojos un día,

Estoy, amor, en ti y en el dorado desvelo de tu clima deleitoso, con el ardido corazón gozoso de su vivo tormento enamorado. Y te nombro mi día iluminado.